El agua y el Aikido están estrechamente relacionados. En el Aikido, se utiliza la metáfora del agua para describir la forma en que el practicante debe fluir y adaptarse a su entorno, al igual que el agua fluye y se adapta a su entorno.
El fundador del Aikido, Morihei Ueshiba, solía decir que el aikido era como el agua que fluye. Debe ser fluido y flexible, capaz de adaptarse a cualquier situación, y debe tener la capacidad de fluir suavemente alrededor de cualquier obstáculo, en lugar de enfrentarlo de manera frontal.
Además, el agua también es un símbolo de tranquilidad y serenidad en el Aikido. Los practicantes de Aikido se esfuerzan por mantener una mente tranquila y un estado de ánimo pacífico, al igual que la superficie del agua que refleja la serenidad del cielo.
El Aikido y el agua están conectados por la metáfora de la fluidez, la adaptabilidad y la serenidad. El agua es un símbolo importante en el aikido, que representa la filosofía y la práctica de esta disciplina marcial.
Aunque la defensa personal es uno de los aspectos más importantes del Aikido, también es un Arte Marcial que se enfoca en el desarrollo personal y la conexión con los demás.
La práctica del Aikido ayuda a mejorar la autoestima, la concentración, la coordinación, la flexibilidad y la resistencia física, además de fomentar valores como la disciplina, la paciencia, la humildad y el respeto.